De nuevo el CAE
A pocos días del plebiscito y en medio de la negociación por el “pacto fiscal”, el Gobierno sorpresivamente anunció que va a presentar un proyecto que terminará con el CAE y que incluirá un plan de condonación. La justificación de la decisión sería, según el subsecretario de Educación Superior, la salud fiscal debido al problema asociado a la ejecución de garantías, esto es, cuando el deudor no está al día durante largos periodos y el Fisco pasa a ser el acreedor de la deuda.
De la propuesta del gobierno se sabe poco. En su programa el mandatario anunciaba la condonación universal del CAE, cuyo costo hoy es de US$ 11.270 millones (Horizontal 2023). Ahora se dice que será gradual y progresiva, y que si bien priorizará a los de peor situación y mayor frecuencia de pagos, eventualmente acabará con la deuda de todos. Confuso.
Pero esta falta de claridad no es accidental, sino una forma de mantener la ilusión de personas que creen que se verán beneficiadas con la eventual condonación. Así, la opacidad del Gobierno incentiva la morosidad y profundiza el problema de la ejecución de garantías ¿Qué incentivo a pagar su deuda puede tener una persona si proyecta que eventualmente se cancelará? Ninguno.
Además, es poco factible que toda la educación superior sea financiada con gasto público y es poco práctico eliminar el CAE. Créditos contingentes al ingreso para financiar estudios superiores existen en Australia, Nueva Zelanda, Inglaterra y Gales, Hungría, Corea del Sur y Países Bajos, debido a que permiten que más personas puedan acceder a la universidad o institutos profesionales con sostenibilidad fiscal.
En este sentido, más que eliminar debemos pensar en cómo mejorar el crédito para reducir las tasas de morosidad futuras, especialmente con respecto al periodo de tiempo que disponen los estudiantes al egresar o desertar antes de que se cobre la primera cuota (periodo de gracia), el valor de las cuotas con respecto a su ingreso y la tasa de interés del crédito.
Sin embargo, lo primero es que el Gobierno sea transparente con los deudores del CAE y diga que no habrá condonación universal, ya que no hay recursos para ello. Esto no significa dejar sin respuestas a quienes actualmente tienen problemas para pagar, sino pensar en formas menos grandilocuentes y más responsables de abordar las políticas de financiamiento a la educación superior.
Esta columna se publicó en La Segunda.