Lecciones para una nueva Constitución

26 Ago 2022

En caso de ganar la opción rechazo, el Congreso tendrá que consensuar una nueva forma de encauzar la demanda por una Constitución que una al país. La experiencia de la Convención Constitucional ofrece aprendizajes que sirven para evitar la reiteración de problemas tales como la fragmentación, la atomización de grupos de interés, la escaza preparación de algunos convencionales, la sobrerrepresentación de los pueblos indígenas y el maximalismo en el contenido de algunas propuestas.

En materia de reglas electorales, la competencia por los escaños de una nueva Convención no debiese permitir la participación de listas de independientes en igualdad de condiciones con los partidos. Esto produjo la representación de intereses poco flexibles en sus posiciones, dificultando la capacidad para llegar a acuerdos que consideraran la realidad nacional. Los escaños reservados para pueblos indígenas deben ser proporcionales al padrón que se inscriba. Si su cantidad es asignada a partir de la autoidentificación registrada en el Censo, se produce una injustificada sobrerrepresentación. En el caso de la Convención reciente, una persona no indígena necesitó 44.858 votos promedio para ser electa, mientras que en el caso de los escaños reservados se requirieron 15.470, es decir, 66% menos.

En cuanto al tipo de listas, las que son cerradas son utilizadas en la mayoría de los sistemas de representación proporcional y deben ser consideradas en serio. De ser implementadas, permitiría una representación basada en ideas políticas, junto con potenciar el rol de los partidos en el proceso electoral, específicamente en la selección de los mejores para la defensa de dichas ideas. Además, facilitaría la composición paritaria de la Convención. Si bien las listas abiertas y libres son parte de nuestra idiosincrasia, tienden a la personalización del voto y a la competencia interna entre candidatos de una misma lista.

En materia de diseño interno, el quorum de mayoría absoluta en la aprobación de normas en las comisiones temáticas permitió la aprobación de un sinfín de artículos, lo que devino en un texto de 388 artículos. Así, el quórum de aprobación previo a la votación en el pleno debiera ser dos tercios, para moderar las propuestas con anterioridad y filtrar iniciativas, lo que reduciría la cantidad total de normas aprobadas.

Estas consideraciones podrían ayudar a que Chile posea una mejor Convención y, en consecuencia, una nueva y buena Constitución. Esperemos no volver a errar, ya que puede que sea la última oportunidad que tengamos, antes de que la ciudadanía se hastíe más de este largo y dificultoso proceso.

Publicada en La Segunda.

 

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