De la moderación a la ingobernabilidad

Gracias a la implementación del voto obligatorio son los proyectos moderados los que tienen mayores probabilidades de triunfar en la futura elección presidencial. Sin embargo, la ocupación exhaustiva del centro político puede aumentar el riesgo de la ingobernabilidad futura.
En efecto, un futuro gobierno moderado corre el riesgo de enfrentarse a la ingobernabilidad al potencialmente tener que lidiar no solo con una excesiva fragmentación política a nivel legislativo, sino también por la eventual existencia de oposiciones bilaterales mutuamente excluyentes. Esto significa que los contendores de un gobierno podrían ubicarse en los polos del espectro ideológico, lo que dificultaría las negociaciones y la aprobación de proyectos de ley al hacer más difícil las mayorías legislativas necesarias para ello.
Dicho riesgo aumenta cuando en ambos polos se ubican partidos de izquierda y derecha que no podrían ser clasificados de pragmáticos, sino de profundamente ideológicos, en el sentido de que no priorizan la obtención y el mantenimiento del poder, sino que actúan según principios doctrinarios claros y rígidos, junto con buscar transformar la sociedad a partir de su visión específica.
La ocupación del centro que podría producirse en un próximo gobierno gracias a la representación moderada que en el contexto chileno empuja el voto obligatorio refuerza esta dinámica, ya que, al estar la zona media copada, al mismo tiempo se desalentaría la mesura de los extremos, en tanto no verían forma de crecer hacia ese lado del espectro ideológico.
Así, se produce una lógica centrífuga equivalente a un “torbellino vicioso” (según Giovanni Sartori), en donde la ocupación del centro, lejos de generar moderación, profundiza aún más la polarización y dificultades para gobernar, porque los partidos que ocupan el punto medio tampoco tienen incentivos a renunciar a este, toda vez que efectivamente produce créditos electorales.
Por supuesto que hay formas de evitar este escenario, primero reduciendo la fragmentación y, segundo, entendiendo que la ocupación del centro debe ser contingente sin ir más allá de una estrategia provisoria. En el contexto chileno, solo desde una clara posición que parta desde la derecha o la izquierda podrá construir mayorías estables a futuro. Lo contrario puede ser -contraintuitivamente- peor.
Esta columna se publicó en La Segunda.