40 horas con flexibilidad y adaptabilidad
Existe en nuestro país la necesidad de compatibilizar mejor la vida personal y familiar con la vida laboral, lo que se ha traducido en una demanda por reducir la jornada laboral. Éste es un objetivo loable y debe ser abordado, sin embargo, es fundamental ser responsables y avanzar en este sentido tomando en cuenta los costos e implementando medidas que ayuden a minimizarlos por medio de una aplicación gradual y acompañado de medidas que favorezcan la productividad y la adaptabilidad laboral.
Actualmente, se discute un proyecto de ley en el Congreso que busca la reducción de la jornada laboral ordinaria en un 11%, pasando de 45 horas semanales a 40 horas semanales. El proyecto de ley establece adaptabilidad para algunos contratos, en específico determina que en aquellas empresas que tengan un sistema de trabajo por turnos y para los empleos por obra o faena, la jornada podrá –por acuerdo de las partes—promediarse en períodos bimensuales o trimestrales de distribución de días de trabajo y de descanso.
Adicionalmente, el proyecto establece gradualidad en la aplicación de la medida para las empresas con ventas anuales que no superen las 75.000 UF, las que podrán reducir la jornada una hora por año, comenzando con 44 horas semanales al entrar en vigencia la ley y completando la reducción al inicio del quinto año. Por último, el proyecto de ley establece que bajo ninguna circunstancia la reducción de la jornada podrá significar una reducción de las remuneraciones de los trabajadores beneficiados.
El objetivo de este documento es contextualizar la discusión en torno a la reducción forzada de la jornada laboral ordinaria mediante la señalización de tendencias en el tiempo, además se realiza una comparación internacional respecto de las horas trabajadas y se revisa la experiencia con la aplicación de medidas similares. De esta manera, se busca identificar los efectos de esta política pública y las medidas que pueden ayudar a mitigar sus costos.
