Hablemos del mercado laboral

08 Nov 2023

Es indiscutible que el mercado laboral está en crisis. Aún nos faltan por recuperar 440 mil puestos de trabajo para volver a los niveles prepandemia y llevamos 11 meses consecutivos de alza en la tasa de desocupación, situándose en un 8,9%. Si bien los últimos datos del INE, del trimestre julio-septiembre 2023, muestran una creación de 18 mil empleos luego de dos meses consecutivos de destrucción, la leve mejora no es suficiente. Tal como pertinentemente lo ha tildado el economista David Bravo, nos encontramos en una emergencia laboral no declarada. Con una tasa de ocupación de un 55,5% similar a la de 2010 y un nivel de desempleo subestimado por aquellos que aún no retornan o no ingresan a la fuerza laboral.

Indudablemente la principal razón que nos condujo a esta crisis es el casi nulo crecimiento económico de la última década, el cual si lo llevamos a términos per cápita se ubica en un promedio del 0,6% anual. Si no crece la economía simplemente no se generan nuevos empleos y no se absorbe el crecimiento de la fuerza laboral, teniendo entre sus consecuencias un estancamiento de los salarios laborales. Y en cuanto a la agenda sobre el tema, preocupantemente persisten las trabas en la permisología de los proyectos de inversión y las medidas para impulsar el crecimiento aún están en discusión, en el marco del pacto fiscal.

Un mayor crecimiento económico es imperativo para reactivar el empleo, pero hay que ser conscientes que no es la varita mágica para solucionar todos los desafíos laborales. Por un lado, urge contar con una agenda de Estado de prospección laboral, para enfrentar los desajustes de oferta y demanda. Países desarrollados cuentan con este tipo de agendas, para hacerse cargo de grupos poblacionales como los subempleados o los que están fuera de la fuerza de trabajo. Como también, para reaccionar a tiempo ante cambios demográficos como el envejecimiento de la población y el impacto de las nuevas tecnologías, con el fin de no arriesgar aún más productividad y empleo de los trabajadores.

Adicionalmente, tal como lo evidencia la nueva Nobel de Economía, Claudia Goldin, el crecimiento económico no será suficiente para cerrar las brechas en participación laboral entre mujeres y hombres. Necesitamos reactivar la economía para crear más empleo, pero debe ir acompañado de reformas que bajen las barreras que enfrentan las mujeres. Según Goldin, entre lo más efectivo es dotar el mundo del trabajo de mayor flexibilidad estructurándolo de manera distinta, dejando de premiar salarialmente jornadas largas y rígidas. En el contexto chileno urge modernizar la forma en que nuestro Código Laboral ha concebido la maternidad, en donde se asigna a las mujeres los costos de los hijos. Como ocurre en la legislación de sala cuna, la cual se traduce en una barrera a la contratación de la mujer, teniendo un punto de partida más atrás que el hombre.

Se dice que en toda crisis surgen oportunidades. Esperemos que la actual emergencia laboral sea el remezón necesario para tomar cartas en el asunto.

Esta columna fue elaborada para el centro de estudios Horizontal.

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