Cuando la cuna es destino: el fracaso moral del Estado

20 Abr 2025

Si hay un grupo sistemáticamente relegado por las prioridades del Estado chileno, es la infancia. Esto es inmoral no solo porque se trata del descuido de uno de los grupos más vulnerables de la sociedad, sino también porque con ello la promesa de la igualdad de oportunidades se devela como mentira o simple engaño.

Los recientes casos de niños esclavizados en el norte de Chile se inscriben en un aumento sostenido de menores de edad víctimas de la delincuencia. Según datos del Ministerio Público 2024, los delitos cometidos contra menores de edad han aumentado un 73% durante la última década, perjudicando mayormente a las niñas y mujeres adolescentes cuya victimización ha aumentado un 86%. Por otro lado, el Ministerio de Seguridad reveló que, durante el año 2024, se produjo un aumento en la proporción de niños, niñas y adolescentes víctimas de homicidio, pasando del 4,4% en 2018 al 6,3% en 2024. La victimización a temprana edad, dependiendo de la gravedad del delito, puede comprometer la salud física y mental de una persona para toda su vida si no es atendido adecuadamente.

¿Qué estamos haciendo contra estas tendencias? Lamentablemente, los dolores de la infancia tienden a quedar en silencio, relegados de la discusión pública frente a otros intereses, más poderosos o influyentes, hasta que un escándalo los vuelve a colocar en agenda durante un breve periodo. De este modo, la acción del Estado ha sido en general más bien contingente y carente de una estrategia que aborde el problema en todas sus dimensiones.

Este abandono y falta de interés fue revertido durante el segundo gobierno de Sebastián Piñera bajo el eslogan de “los niños primero en la fila”. Gracias a ello hoy en día se separa a la población penal adolescente de menores de edad víctimas de graves delitos. Esto representó un avance importante y significativo, pero lamentablemente la agenda constitucional y luego la pandemia detuvieron ese valioso impulso. Y para el actual gobierno, los problemas de los universitarios parecieran ser más apremiantes que los señalados.

Mientras la vulnerabilidad en la infancia no sea corregida, la cuna siga siendo destino y los servicios a cargo de responder ante los efectos de la delincuencia en los menores de edad no sean excelentes, la promesa de la igualdad de oportunidades y la justicia seguirán siendo un espejismo para una parte relevante de la sociedad.

Esta columna se publicó en La Segunda.

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