¿Quién paga la cuenta?

Por: Usuario Externo
10 Dic 2020

Esto parece el mundo al revés. Tras la discusión de los proyectos anunciados en relación con el segundo retiro, sorprende ver que sea parte del oficialismo la que vele por cobrar impuestos a los ingresos más altos, y que la oposición abogue por perdonarles, por segunda vez, un capital que hoy es tan necesario. No olvidemos que dada la crisis que estamos viviendo, en 2020 no sólo se ha registrado el mayor gasto realizado por el Estado, sino que también se estima el mayor déficit efectivo de los últimos 30 años.

¿Cómo resolver este problema? Además de la reactivación, el tema tributario cobrará cada vez más fuerza. Considerando que aproximadamente un 85% de las entradas corresponde al pago de impuestos, es de esperarse que una de las alternativas para curar el déficit descrito vaya por ese rumbo. Ahora bien, esto no está exento de problemas, pues cuando de tributos se trata, no se logra llegar a consensos sobre cuánto y quiénes son los que debiesen pagar.

La evidencia indica que aumentar los ingresos fiscales no pasa por subir el valor del IVA, ni los tributos a las empresas, pues el primero se ubica cerca del promedio recaudado del PIB por países de la OCDE, y las segundas recaudan un promedio aún mayor, restándonos competitividad. Sin embargo, en lo que respecta al impuesto a la renta personal, se puede ver que producto de este medio se logra recoger sólo un cuarto del promedio que otros miembros de la OCDE consiguen. Esto no es extraño si consideramos que hoy, sólo 2 de 10 chilenos deben realizar este pago.

Dicho esto, es de toda lógica establecer que, si bien no se debiese aumentar su tasa máxima, sí debiese ensancharse la base para que más personas colaboremos en incrementar la cartera fiscal. Esto, sumado a acciones como mejorar las herramientas de prevención y sanción para quienes hacen malabares para evadir los tributos -que nos hacen perder casi un 6% del PIB-, permitirían aumentar el ingreso fiscal en pos de ayudar a quienes lo necesiten a través de políticas como, por ejemplo, el Bono para la Clase Media.

De igual forma es fundamental velar por un mejor uso de los recursos. Si bien la metodología del Presupuesto Base Cero utilizada para el 2021 avanza en esa dirección, no es suficiente. En los últimos 20 años el presupuesto público se ha más que triplicado, y, desde 2011, la dotación en el aparato central ha crecido en casi 110 mil nuevos funcionarios. Pero esta expansión del Estado, desde el punto de vista de la ciudadanía, no se ha traducido en una mejora en la calidad de sus servicios, lo que coincide con lo señalado por el BID respecto de que en Chile se malgasta cerca de un 2% del PIB.

La reciente exención del pago de impuesto al tramo más bajo en este segundo retiro es un mal precedente para el desafío tributario. Nunca es fácil hacer el corte de quienes tributan, pues mientras más nos acercamos al punto de menor renta, las necesidades aumentan. Está claro que dada la contingencia hay que estudiar bien quienes son los que están en condiciones de pagar y quienes no. Ahora, una vez sorteada esta crisis, espero que comprendamos que dar respuestas a las necesidades que aquejan a millones de chilenos no es saldo de unos pocos, sino de todos quienes tenemos la posibilidad de colaborar y actuar.

*Publicada en La Tercera.

Sebastián Izquierdo R.

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