Lluvia de preocupaciones
Señor director,
El mensaje que nos entregó la Comisión de Medio Ambiente de la Convención el jueves es, a lo menos, decepcionante. Se caducan los derechos de aguas que fueron entregados bajo el Código de Aguas de 1981, sin derecho a indemnización. Es decir, no solo hacen desaparecer el marco regulatorio, sino que además, suprimen discrecionalmente derechos constituidos.
Presumir que el problema hídrico que enfrentamos se resuelve suprimiendo de la noche a la mañana, cientos de años de historia, no solo demuestra la soberbia de algunos convencionales, sino que su ignorancia sobre las instituciones jurídicas en materia de aguas. Si tan solo se detuvieran a leer el nuevo Código de Aguas o supieran que existen disposiciones vigentes desde el Código Civil de Andrés Bello (ej. Servidumbres), quizás podríamos mejorar el sistema en base a la experiencia y no sobre una hoja en blanco.
El mensaje entonces es claro: dejará de existir el Código de Aguas y la norma que lo reemplace tendrá que resolver que ocurre con los embalses, sistemas de agua potable rural, el abastecimiento de agua potable de nuestras ciudades o la agricultura de nuestro país.
A todos los titulares de derechos constituidos el mensaje es claro: no importa que se haya cumplido la ley, no importan las inversiones o puestos de trabajo. De aprobarse esta disposición llevará a la pobreza a cientos de pequeños y medianos agricultores que verán extinguidas sus fuentes de ingreso.
La sequía no se combate con incertidumbre como propone la Convención, se supera con certeza jurídica; información pública y transparente; buena educación hídrica; y, con innovación para enfrentar los problemas derivados del cambio climático.
Juan José Crocco
*Publicada en La Tercera.