Por un mejor pacto fiscal
¿Podemos recaudar más bajando impuestos? Suena a una contradicción, sin embargo, teóricamente podría ser posible. En simple, si se sube demasiado la tasa de impuesto que se aplica a un bien, el precio de ese bien podría subir a tal punto que la caída en la demanda llevaría al Estado a recaudar menos que aplicando una tasa menor. En este caso, si se reduce la tasa de ese impuesto, el aumento en la demanda asociado a la reducción del precio más que compensa la baja de la tasa y la recaudación aumenta. Esto se conoce como la curva de Laffer, que establece una relación creciente entre tasas de impuesto y recaudación hasta llegar a un punto donde la relación pasa a ser decreciente. Este es un resultado teórico, ya que no ha sido demostrado empíricamente.
De lo que no cabe duda es que el crecimiento económico permite allegar más recursos de manera estable al Estado. Chile multiplicó por seis la recaudación tributaria en términos reales desde 1990 y, de acuerdo al exministro René Cortázar, el 80% de este aumento se explicó por el crecimiento económico y solo 20% por las reformas tributarias.
Cada punto adicional de crecimiento económico implica 0,2% del PIB de aumento en la recaudación, lo que equivale a más de 700 millones de dólares. Así, si el Estado necesita incrementar la recaudación en, por ejemplo, 7.000 millones de dólares (2% del PIB), creciendo al 2% anual, se lograría ese aumento de la recaudación en cinco años. Sin embargo, con solo un punto adicional de crecimiento anual, la meta se alcanza en tres años.
Desgraciadamente, llevamos una década de bajo crecimiento y las perspectivas son negativas.
Siendo clave el crecimiento para la recaudación, ¿cuál es el impacto de los impuestos en el crecimiento? La respuesta es que depende del impuesto. Recientemente, un estudio para Estados Unidos encontró que rebajas en el impuesto corporativo tuvieron un impacto significativo y persistente sobre el crecimiento económico y la productividad, mientras que rebajas en los impuestos personales solo significaron un impulso pasajero (Cloyne y otros, 2022).
La pregunta evidente es, ¿cómo está Chile en relación con estos impuestos? La respuesta es muy mal. Mientras somos uno de los países de la OCDE que menos recauda por impuestos a las personas, somos el que tiene el mayor EATR, que corresponde al impuesto promedio que pagan las empresas por un proyecto de inversión (37,9% en nuestro país mientras que el promedio OCDE es 21,9%).
El gobierno habla de un pacto fiscal para elevar impuestos, ¿no será el momento de revisar y optimizar la estructura tributaria de nuestro país? A la luz de los antecedentes, parece factible elevar la recaudación vía mayor crecimiento mediante un mejor diseño de nuestra estructura tributaria, es decir, elevando algunos impuestos y reduciendo otros. Un pacto fiscal con estos elementos haría más sentido.
Esta columna se publicó en La Tercera.