La plata no alcanza

05 Dic 2024

La mitad de las personas en Chile presentan dificultades para llegar a fin de mes. Así lo revela la Encuesta de Bienestar Social y como es de esperarse, la inseguridad económica se concentra en las mujeres y en los hogares de menores ingresos. Como consecuencia, el 43,2% de la población declara estar endeudada y la mitad de este grupo presenta dificultades de pago. Esta realidad no debería sorprendernos, considerando que nuestra tasa de ocupación está en niveles del año 2010 y que 1 de cada 3 trabajadores son informales. Desgraciadamente, generar ingresos suficientes y estables no es una posibilidad para todos, sino que un privilegio de algunos.

Son varios factores los que nos han llevado a esta situación. Sin duda, la principal razón es el casi nulo crecimiento de la última década, lo que ha implicado una baja creación de empleos sin lograr absorber el crecimiento de la fuerza laboral. Pero también, contratar en nuestro país es costoso, por diferentes motivos, lo que desincentiva el empleo formal. La indemnización por años de servicio es la principal traba no solo a la formalidad, sino que también disminuye la movilidad de los trabajadores entre empleos, afectando negativamente la productividad. El promedio de la OCDE de indemnización ante despido por 10 años de antigüedad son 3,2 salarios, mientras que en Chile son 10 salarios. Los altos costos desincentivan los contratos indefinidos y aumentan la subcontratación, mientras que los trabajadores con contrato indefinido son presos de su lugar de trabajo, con bajos incentivos a renunciar a medida que pasan los años. Reformar este sistema es fundamental no solo para fomentar la contratación formal, sino que también para garantizar a los trabajadores un derecho a todo evento que no los amarre a su lugar de trabajo.

Adicionalmente, la actual legislación de sala cuna encarece la contratación de las mujeres debido a que es el empleador el que debe financiarla, al contratar a la trabajadora número 20. Por tanto, esta ley no solo discrimina entre mujeres que pueden acceder a este derecho, sino que también actúa como un desincentivo a contratar a mujeres, independiente si estas son madres o no. La discusión de la reforma de sala cuna tiene más de 27 años, sin lograr destrabarse en el Congreso. Si bien el Ejecutivo presentó una propuesta al respecto, esta descansa en el Senado desde mayo sin avances a la fecha.

Para ambas reformas, existe bastante consenso técnico sobre la importancia de avanzar para disminuir los costos a la contratación formal. Son reformas complejas, que requieren de bastante voluntad y capacidad de diálogo del mundo político, siendo ambas cruciales para que la mitad de los hogares pueda acceder a un pilar básico del bienestar como lo es lograr llegar a fin de mes.

Esta columna se publicó en La Segunda.

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