Dos caminos y un destino: aprobar las reformas

02 May 2023

En Chile, el estancamiento económico y de productividad ha sido un problema durante más de una década. A pesar de que el gobierno ha anunciado medidas para satisfacer las demandas sociales actuales, no abordan la situación económica actual del país ni proponen medidas para garantizar su efectividad. Algunas de estas propuestas incluyen la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales, una reforma de pensiones, un aumento del salario mínimo a $500.000 en 2024 y una reforma tributaria que ya fue rechazada en su primer intento.

El proyecto de reducción de la jornada laboral ha sido modificado desde su presentación en 2019, donde se planteaba una reducción brusca de la jornada laboral sin permitir flexibilidad. Para poder llevar adelante esta reforma, el gobierno ha tenido que conversar con sectores políticos de la oposición para mitigar sus efectos negativos sobre el mercado laboral.

Sin embargo, si el gobierno desea llevar adelante otras reformas, debe tener en cuenta que podrían poner una presión significativa sobre el mercado laboral. En vista de las bajas cifras de crecimiento económico actuales y futuras, estas reformas no lograrán sus objetivos si se mantienen las mismas condiciones. Por el contrario, podrían incentivar la informalidad y el desempleo.

Por esta razón, el gobierno debe preguntarse si prefiere imponer su agenda con rigidez y poco diálogo o si está dispuesto a ceder y flexibilizar sus medidas para lograr su aprobación. La flexibilidad alcanzada de las 40 horas ofrece un camino a seguir con otras reformas, buscando consensos para hacer política pública responsable y evitar enfrascarse en discusiones que nunca llegarán a buen puerto.

En resumen, el gobierno debe considerar la situación económica actual de Chile y buscar medidas mitigatorias para garantizar la efectividad de sus reformas. Debe estar dispuesto a dialogar y ceder en algunos puntos para alcanzar consensos y hacer política pública responsable. ¿Cuál será la ruta que decidan seguir?

Esta columna se escribió en colaboración con Joaquín Sierpe.

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