Cierre del 2024: ¿Bastante satisfechos?

06 Ene 2025

“Es un balance que nos tiene bastante satisfechos”, dijo la nueva vocera del gobierno, Aisén Etcheverry, al cerrar el año 2024. Cuesta dotar de significado político (y de política pública) las palabras de la vocera, más allá de un tímido intento por salvar la estantería en este último año y evitar lo que se conoce como el síndrome de “pato cojo” . Lo cierto es que al cierre del año no hay mucho que celebrar. El desempeño del país en distintas áreas es mediocre y cuesta encontrar aquellas razones para sentirse “satisfechos”.

Partamos por el tema que más nos preocupa: la seguridad. La sensación de inseguridad sigue siendo alta y las olas de homicidios que acechan al país nos recuerdan que el crimen organizado no da tregua. Para revertir esto, los desafíos son enormes. Desde profesionalizar los equipos de seguridad de los municipios, tomar el control efectivo de nuestras fronteras hasta dotar de más y mejor inteligencia a nuestras policías. Si no hay una respuesta contundente contra la crisis de inseguridad, no nos quejemos después de la irrupción de líderes autoritarios. Por ejemplo, Bukele ya se instaló como el líder extranjero que más les gusta a los chilenos.

En materia económica, las noticias tampoco son buenas. El 2024 la inversión caerá por segundo año consecutivo, la inflación no cede y la economía crecerá apenas un 2,3%. A esto hay que agregar el deterioro de nuestras finanzas públicas. El gobierno no cumplirá la meta de déficit estructural de -1,9% del PIB y los gravísimos errores de cálculo de la Dipres, nos sugieren un preocupante deterioro de las capacidades técnicas de un servicio público fundamental para la responsabilidad fiscal.

Por último, en educación, mientras la clase política sigue enfrascada en discusiones de financiamiento de la educación superior, la evidencia golpea con fuerza nuestras caras: las brechas se generan en edades tempranas y no se pueden corregir más adelante. Por ejemplo, los resultados de la prueba PISA (2022) señalan que retrocedimos al menos 14 años y seguimos muy por debajo del promedio OCDE.

¿Qué nos depara el 2025? En el plano internacional hay que poner especial atención a Venezuela y Estados Unidos. El 10 de enero, Nicolas Maduro asumirá la presidencia de su país, consolidando su régimen totalitario y antidemocrático, lo que pondrá más presiones migratorias para Chile. Diez días más tarde, asumirá Donald Trump como el 47avo Presidente de Estados Unidos. Los efectos negativos de su agenda proteccionista podrían sentirse con fuerza un Chile, cuya economía depende en gran parte del comercio internacional.

En el plano local, el 2025 será un año clave para ver si nuestra clase política es capaz de mostrar que sí puede lograr acuerdos en las reformas estructurales que el país necesita. Aquí, un buen acuerdo en pensiones lograría devolver algo de esperanza a nuestro disfuncional sistema político. No olvidemos que un 65% de los chilenos prefiere que los políticos prioricen los acuerdos (CEP, 2024).

*Lame duck, en inglés, concepto que nació de países angloparlantes para definir la pérdida de poder de un gobierno en su última etapa, aludiendo a los movimientos de un ave herida.

Esta columna fue elaborada para el centro de estudios Horizontal.

COMPARTIR:

Síguenos