Un impuesto negativo al trabajo

30 Nov 2021

Señor director,

En su edición de ayer se consigna el término del Ingreso familiar de Emergencia (IFE) como una oportunidad para mejorar nuestra política de subsidios monetarios. Junto con compartir dicho diagnóstico, desde Horizontal publicamos una propuesta que apunta en esta dirección: un Impuesto Negativo al Trabajo.

Bien vale la pena recordar al lector que la desigualdad de mercado de Chile (antes de la acción del Estado) no es distinta a la de Alemania o Finlandia. Sin embargo, después impuestos y transferencias, mientras los mencionados países europeos logran reducir su índice de Gini en más de 0,2 puntos, Chile lo reduce en apenas 0,03 puntos. Urge entonces, reformar la acción de nuestro aparato público para que realmente empareje la cancha.

La propuesta consiste en un subsidio a los ingresos laborales de todos los trabajadores chilenos, cuyo salario líquido sea inferior a los $550.000 mensuales. El diseño del subsidio permitiría que quienes hoy ganan el salario mínimo lleguen a fin de mes con un ingreso disponible de $400.000. Junto con disminuir la desigualdad, dicha propuesta apuntaría directamente a combatir la informalidad laboral.

Dicho subsidio debería construirse sobre el Ingreso Mínimo Garantizado impulsado por el actual gobierno y coordinado por el SII para ser otorgado en cada Operación Renta de manera automática, masiva y focalizada. Junto con esto, se debería otorgar al SII y al Ministerio de Desarrollo Social la facultad de compartir sus registros administrativos. En pleno siglo XXI debemos usar eficientemente los datos que el Estado tiene.

Se estima que en régimen el costo anual de esta medida asciende a los US$ 7.000 millones aprox., lo podría financiarse unificando transferencias existentes; reasignando recursos desde programas con resultados inadecuados; y reduciendo las filtraciones existentes (el BID las estima en un 0,9% del PIB).

Es de esperar que este tema sea parte del debate de política pública de los próximos años. El país y sus trabajadores no pueden esperar más.


*Publicada en El Mercurio.

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